EL PARQUE
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel se encuentra situado en los términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos, en la provincia de Ciudad Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha (España). Es además ZEPA (Zona de especial protección para las aves) y parte de la Reserva de la Biosfera La Mancha Húmeda.
Está declarado como Parque Nacional desde 1973 y Reserva de la biosfera de la UNESCO. Se originó a partir de las tierras formadas por los desbordamientos fluviales de los ríos Guadiana (agua dulce) y su afluente el Cigüela (agua salobre). Está considerado la segunda zona húmeda española, después de Doñana, y el mayor masegar (formación palustre típica) de Europa. Es un espacio natural de reposo para especies de la fauna y refugio de aves migratorias procedentes de diversos lugares de Europa.
El Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel se encuentra situado en los términos municipales de Daimiel y Villarrubia de los Ojos, en la provincia de Ciudad Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha (España). Es además ZEPA (Zona de especial protección para las aves) y parte de la Reserva de la Biosfera La Mancha Húmeda.
Está declarado como Parque Nacional desde 1973 y Reserva de la biosfera de la UNESCO. Se originó a partir de las tierras formadas por los desbordamientos fluviales de los ríos Guadiana (agua dulce) y su afluente el Cigüela (agua salobre). Está considerado la segunda zona húmeda española, después de Doñana, y el mayor masegar (formación palustre típica) de Europa. Es un espacio natural de reposo para especies de la fauna y refugio de aves migratorias procedentes de diversos lugares de Europa.
Sin embargo, la supervivencia del parque peligra a causa de la sobreexplotación de los acuíferos que provoca que sin aporte artificial de agua, la reserva sufra duras sequías.
Debido a esta degradación, el 22 de octubre de 2009 la Comisión Europea abre un expediente a España, mientras que la UNESCO ya había expresado con anterioridad la posibilidad de retirar la figura de Reserva de la Biosfera.
DEGRADACIÓN DEL PARQUE
El director del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel avisa. "Pise con cuidado, detrás de mí y mirando al suelo. Esto puede hundirse en cualquier momento". Carlos Ruiz palpa con la punta de la bota antes de apoyar el pie. A veces el suelo se desprende. "A principios de año esta grieta del suelo medía unos centímetros", explica apuntando a un hueco en el que cabe una persona.
(…) "Todos los guardas se han caído alguna vez y hasta algún coche se ha quedado atrapado. Parece el resultado de un terremoto y va mucho más rápido de lo que podíamos prever".
Grullas en las Tablas de Daimiel
Que el suelo esté agrietado en las Tablas es el antepenúltimo síntoma de que todo lo que puede ir mal va peor. El antepenúltimo, porque las grietas han desencadenado algo más grave, como explica Luis Moreno, hidrogeólogo del Instituto Geológico y Minero de España
Durante miles de años, bajo el agua de las Tablas se ha acumulado materia orgánica, principalmente de origen vegetal. En esas condiciones, sin oxígeno y empapada en agua, se forma la turba, una especie de carbón vegetal.
Cuando el suelo se seca, la turba pierde agua, se encoge y agrieta el terreno. El aire comienza a circular por los huecos. Y la turba, formada en ausencia de oxígeno, comienza a oxidarse y se calienta. Cuando supera cierta temperatura entra en autocombustión, arde sola bajo el suelo. La autocombustión no es más que la oxidación a toda velocidad. "Hemos secado las Tablas y ahora vemos las consecuencias. La turba está seca y es un buen combustible", resume Moreno. Imaginar arder el subsuelo no es sencillo. "El fuego es como el de un puro. Lento y sin llama", añade. Dionisio, el primer trabajador que con una pala mecánica intentaba sofocar el incendio, se bajaba a tierra de vez en cuando sin dar crédito a lo que veía. "No podía creer que la tierra ardiera", recuerda Ruiz. "Nunca había ocurrido en el parque", añade. EL PAIS
INCENDIOS SUBTERRÁNEOS EN LAS TABLAS DE DAIMIEL
ESPECTACULAR RECUPERACIÓN DEL PARQUE NACIONAL DE LAS TABLAS DE DAIMIEL (CIUDAD REAL)
Hace unos meses habría resultado imposible. Ahora, incluso, se puede navegar en barca.Es el fruto de las aportaciones de urgencia desde el acueducto Tajo-Segura y
también de las últimas precipitaciones.El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel se despide de la amenaza de caer en el abismo, situación en la que le situó la fuerte sequía padecida en la Mancha durante el último decenio. El río Cigüela, tradicional suministrador de agua a este humedal de la meseta sur, ha recuperado su caudal natural y vierte durante estos días a las Tablas más de 800 litros de agua por segundo. A este ritmo de aportaciones, cada día más intenso, el parque recobrará la normalidad en el curso del mes de enero hasta alcanzar las 1.650 hectáreas, según Manuel Carrasco, director adjunto del centro.
Las sequías tienen su ciclo y ya puede darse por despedido el que ha tenido amenazado de muerte al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Diez, doce años de ausencia consecutiva de lluvias sobre La Mancha, unidos al expolio de los acuíferos que nutren de agua a uno de los humedales más importantes de España, estuvieron a punto de hacerlo desaparecer del mapa. Las lluvias de enero pasado y el temporal que campa sobre la península durante las últimas semanas también están causando impacto en este insólito humedal en plena meseta manchega. Hace unas semanas han vuelto a surgir los pequeños arroyuelos que, vierten agua desde las sierras próximas y, lo que es más insólito, el río Cigüela ha vuelto a mostrar la razón de su cauce, circula agua y la vierte a las Tablas a un ritmo creciente. Estaba seco desde hace más de diez años.
Según la comisaría de aguas de la Confederación del Guadiana, el caudal del Cigüela ha pasado en ocho días de 100 a 800 metros cúbicos por segundo en el aforo situado a la entrada de las Tablas, en Villarubia de los Ojos. Esta aportación de agua al resecado humedal es todavía insuficiente para devolverle su aspecto normal. De momento sirve para nutrir a los cañizos y eneas que han recuperado su frondosidad e impiden observar hasta dónde ha llegado realmente el nivel del agua. EL PAÍS
2 comentarios:
Pozos precintados y con contador de consumo ya!!
Te doy toda la razón. Si no queremos que la naturaleza acabe con nosotros, debemos protegerla y no acabar nosotros con ella.
¡Por un uso racional del agua!
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